Tallo que Clavo presenta una serie de esculturas y bordados que toman la forma de anamorfosis, dispositivos ópticos barrocos que juegan con la perspectiva, haciendo que una imagen solo pueda comprenderse desde un reflejo o punto de vista concreto.

El proyecto se sirve de este dispositivo para entender los paisajes bordados en los mantones de Manila, artefactos que han circulado una pluralidad de escalas temporales y espaciales a través de las rutas comerciales entre el territorio europeo y el sudeste asiático.

En Tallo que Clavo aparecen bordados realizados en colaboración con un colectivo de mujeres bordadoras que toman la forma de anamorfosis rotas, imposibilitando una sola objetividad o posicionamiento dentro de la complejidad de los paisajes que presentan las piezas, deformando así su perspectiva y su composición como objeto cultural e identitario.


Leer texto de sala de Tom K Kemp