Bosque sin carretera

Comisariado por Ivan Sette

An Wei (Madrid, 1990), Casey Jex Smith (Michigan, EEUU, 1976), Desi Civera (Valencia, 1987), Fabián Ramos (Tucuman, Arg, 1968), Fabián Treiber (Ludwigsburg, Ger, 1986), Ignacio Estudillo (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1985), Jose Ramón Ais (Bilbao, 1971), Juan Diego Tobalina (Lima, Perú, 1982), Julio Linares (Toledo, 1985), Katherinne Fiedler (Lima, Perú, 1982), María Eugenia Diego S (Zamora, 1989), Miguel Ángel Tornero (Baeza, Jaén, 1978), Janosch Jauch (Karlsruhe, Ger, 1985), Psicocromatici (colectivo de Rimini, Italia), Tristan Gac (La Reunión, France, 1990), Victoria Iranzo (Cuenca, 1989), weecolors (Madrid, 2020), *YoM’k Performance (Les Sables-d'Olonne, France, 1988).

Inauguración 14 de septiembre de 12.00 a 22.00h

Exposición del 14 de septiembre al 21 de octubre de 2023

c/ San Hermenegildo, 28, Madrid

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El jueves 14 de septiembre Twin Gallery presenta "Bosque sin carretera", exposición colectiva comisariada por Ivan Sette en la que las protagonistas son las plantas

"Bosque sin carretera" es en sí misma una instalación que recubre las paredes casi en su totalidad, una saturación necesaria con esculturas, pinturas y fotografías que representan plantas, en la diversidad de diferentes miradas y técnicas, de artistas locales y de otros lugares. Porque las plantas viajan.



"Nuestra dependencia de las plantas en términos de supervivencia nos debería fácilmente dar a comprender quién realmente ocupa el escalón más alto de la inteligencia. Las plantas viven, se comunican y coexisten entre ellas desde hace siglos y siglos. La idea es convertir el espacio blanco de la galería en un lugar para reflexionar sobre el verde, ¿qué espacio ocupa en nuestras vidas? ¿Cómo nos posicionamos hacia ellas?"
― Ivan Cicchetti, 2023

 

Conservo con amor esos recuerdos de la infancia entre plantas y flores.
Los días jugando a la pelota, con o sin pala. Con o sin perro. Con o sin amigxs.

Pero el césped siempre estaba, más o menos rico de flores, dependiendo de la estación, claro. Me crié en un lugar verde, donde lluvia no faltaba. También recuerdo esos campamentos en los cuales amarraba la hamaca para tumbarme y columpiarme abrazado a mis primas, bajos los pinos.

Lo único que siempre asustaba a madres y padres en la libertad de la infancia eran las carreteras, bueno, mejor dicho, el estrés que circula sobre ellas.

Buscando mariquitas y bailando mariposas, decidí mudarme afuera del centro de Madrid para estar cerca de la Casa de Campo. El cuerpo me pedía sacrificar la “comodidad” y la euforia del corazón urbano por la calidad del espacio. La mente necesitaba decrecer la cantidad de información visual que absorbemos diariamente y remplazar la mayor cantidad posible de grises por tonos de verdes.